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anécdotas de un pillo

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ANÉCDOTA EL GALLO

Pues bien, yo odiaba el gallo de la Tudes, la Tudes era una Sra. Solterona y cuadrada que tenía un gallo malo malo, lo que se dice malo, siempre que yo pasaba y durante varios años me hacía correr y una vez se subió sobre mi cabeza y me picó, menos mal que no fue un ojo.
Mi madre me decía ¡defiéndete!

Un día, en las fiestas de mi pueblo, decidí tomar venganza.

Resulta que uno de los juegos o competiciones (que en estos tiempos ya está prohibido)
Consistía en colgar gallos vivos de una cuerda y con jinetes a caballo, a burro o a yegua, y a la carrera, le arrancaban la cabeza con la mano. Ganaba quien más cabezas arrancaba y se hacía de uno en uno dando pasadas, en rondas sucesivas hasta acabar con los gallos.
Pero este año yo ya había crecido, ya no le tenía miedo al gallo de la Tudes pues la última vez que me atacó le di una patada y se calmó, aun así seguía amenazante.
Mi idea fue acabar con la vida del gallo y en la revuelta de la fiesta todo el mundo estaba distraído.
Tomé una cuerda de mi casa, pasé por la puerta de la Tudes y el gallo vino a mi, lo dejé acercarse desafiante y cuando lo tuve cerca, salté sobre el, le puse la rodilla en la cabeza y le até las patas. Tranquilamente caminé hasta la cuerda que tenía los gallos atados, que no estaba lejos y até el gallo a la cuerda con los otros gallos. Este destacaba porque era más grande pero nadie dijo nada.
La cuerda fue colgada tirante entre dos palos altos por los mozos del pueblo y yo me uní a mi madre para ver el juego.
La gran satisfacción que me invadió al ver como un mozo arrancaba de cuajo la cabeza de aquel gallo fue excelente, pero yo solo sonreí y aplaudí como hacía todo el mundo cuando lo conseguían…
Aquello no podía ser malo, no me producía remordimiento.

ANÉCDOTA EL CEPILLO DE LA IGLESIA

El Tati, un chico mayor del pueblo que había sido antes monaguillo me propuso una travesura una tarde de tórrido verano. Aquello no se yo si era malo o no, pues se trataba de entrar en la iglesia y robar el dinero de los cepillos de los santos.
La llave la tenía la Sra. María atrás de la puerta de la entrada de su casa y siempre estaba abierta.
Por cierto que la Sra María era la que limpiaba la iglesia y le hacía todos los favores al cura, a veces le daba de comer y otras lo hospedaba en su casa porque el pueblo no tenía cura, ninguno quería vivir allí, no era negocio.
La Sra. María se había quedado Viuda de joven y no tenía hijos. El Sr. Cura le ayudaba dándole dinero de la iglesia.
Yo fui el encargado de coger la llave y abrir la iglesia, junto con otros 2 y el Tati entramos y cerramos sigilosamente.
El silencio era abrumador y el Tati empezó a abrir los cepillos con una navaja y volverlos a cerrar, era sencillo se trataba de cajas de madera sin candado el botín no superaba las 300 pesetas unos 2 € actuales.
Cerramos con sigilo y dejamos la llave en su lugar de tal manera que nadie se enteró de lo sucedido. De ahí corrimos hasta un lugar apartado donde procedimos al reparto del botín. Luego cada uno se marchó a su casa por separado.
Era un buen puñado de monedas por lo que yo las escondí en el huerto cercano a mi casa.
Recuerdo que con aquello compré varias botellas de gaseosas y caramelos de colores muy dulces, un verdadero lujo, ya que para mi el domingo consistía en ir a comprar una botella de gaseosa de 2 pesetas y bebérmela lentamente sentado tan tranquilo en una piedra en la calle, me hacía eructar, si, pero era satisfactorio.
Por cierto que ya de mayor y con uno de mis primeros sueldos devolví a los cepillos las 300 pesetas, para liberar conciencias, eso si, nunca confesé el pecado pues el cura no era de fiar y ya conocía las ostias que repartía.

ANEGDOTA DE LAS OSTIAS

Un día el Cura tubo que salir corriendo después de dar misa porque tenía que ir a un entierro a otro pueblo y me encargó cerrar la iglesia y llevar la llave a la Sra. María, cuando se marchasen las viejecitas que quedaban rezando al terminar la misa.
Y así le hice pero me quedé solo un rato y se me ocurrió una idea.
Semanas atrás había descubierto que el cura no se llevaba las Ostias sino que las escondía bajo una tabla en la sacristía, ¡que desconfiado era el cura!
Fui a la tabla y allí estaban las ostias grandes y chicas y había un montón en una bolsa de plástico, yo pensé que si comía algunas no se daría cuenta, total no estaban consagradas, porque las consagradas estaban en el cáliz e el altar, aquellas no se podían comer era pecado, pero nadie había dicho nada de las no consagradas así que me senté plácidamente a comer ostias de 5 en 5
Volví a cerrar la bolsa y meterla en su sitio para que no se diese cuenta el Sr. Cura.
Pero al domingo siguiente el Sr. Cura nos llamó a los 2 monaguillos a la sacristía y mientras se cambiaba de ropa y se quitaba los vestidos de dar misa nos dijo que había ratones. ¿que si los habíamos visto? Preguntó.
Ambos negamos con la cabeza.
Dice sutilmente….pues han comido las ostias que tengo guardadas y resulta que no han dejado migas y los ratones siempre dejan migas, además las han comido sin abrir la bolsa….
Mi compañero negaba con la cabeza y yo me encogía de hombros, negando, pues no se….
El Cura nos dijo que robar era pecado y había que confesarse, y robar las Ostias del cáliz del altar era un Sacrilegio y eso si era muy gordo.
La verdad del cáliz yo no comí nunca.
Ese pecado tampoco lo confesé nunca… era más el miedo que tenía al cura que a Dios. Jajajajajaja.

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La verdad es que este Relato me Recuerda Mucho a los años que vivi en un pueblo Porque A mi cabeza Me Vienen imagenes de aquella epoca y a demas algunas de las anecdotas del relato son similares a otras vividas Por mi en aquellos años. Un Saludo Juanillo

[juanillo50]

ANÉCDOTA DE LA CARRERA

El día que vino el Sr. Obispo al pueblo fue un día especial.
Resulta que yo había tomado la 1ª comunión el fin de semana anterior, no tenía la edad ni sabía tanto catecismo pero como era monaguillo pues me metieron en el saco y me dieron la primera comunión.
Para mi aquello era fenomenal pues tendría las ostias gratis y no tendría que robarlas, además ya podría comer de las consagradas pues después de la 1ª comunión ya puedes comer ostias consagradas.
Lo malo fue que había que confesarse antes.
El día sábado tocó confesión, el viernes por la noche yo no dormí, era todo muy confuso, jugar a los médicos con las niñas o a los papas y mamás, comer ostias, beber vino, comer membrillos ajenos, o huevos de la calle aquello no podía confesarse así que me inventé unos pecados más suaves. Le dije al cura que a veces desobedecía a mi madre, y que había robado leche de las cabras nada más.
Me mandó rezar 20 padres nuestros y otras tantas ave marías y poner en el cepillo 10 pesetas.
Lo de los rezos si los hice pero convencer a mi madre del pago de 10 pesetas me costó más, pues no entendía y yo tampoco la verdad.
A la semana siguiente vino el Obispo y el Cura dijo que todos los niños del pueblo que no estuviesen confirmados, había que confirmarse, por lo que me tocó.
Eso si, con la misma ropa de la comunión, cosa que mi madre agradeció.
La cosa es que se organizaron unos concursos o competiciones par los niños a la puerta de la iglesia y vinieron unas mujeres catequistas que sabían un montón de juegos.
Yo participé en uno que era carrera de sacos, consistía en meterte en un saco hasta la cintura y saltar hasta conseguir el objetivo. En este caso el objetivo era una mesa llena de dulces y caramelos. Yo en mi vida había visto tantos caramelos juntos, ni siquiera en la ciudad.
Como era de los más pequeños no llegué de los primeros. Cuando yo llegué, después de rodar varias veces por el suelo, unas por patoso y otras por empujones, ya todos tenían las manos llenas de caramelos. Los habían cogido a puñados y llevaban las manos llenas, los muy… avariciosos.
Pero pensé rápido ¿cómo podía coger más caramelos?, no tenía bolsillos y así, en el revuelo de la gente yo abrí el saco en el cual estaba metido y con mi brazo de una sola pasada barrí la mesa con los caramelos que quedaban y los dulces, me salí del saco y se lo llevé a mi madre, que no se percató de la jugada. De ahí seguimos con la fiesta.
Al llegar a casa mi hermana mayor se dio cuenta del montón de caramelos que había en el saco y preguntó
¿Cómo has cogido tantos caramelos?
Con mucho esfuerzo le dije. jajaja.

Anécdota
LA EXCOMUNIÓN DE UN PUEBLO.

Estábamos en el pueblo en tiempo de cosecha, este año había sido más tardía por razones del clima, eso significaba que todo el mundo andaba muy atareado recogiendo el cereal del campo y trayéndolo a la era, donde sería separado el grano de la paja.
Era una mañana cualquiera como la 1 de la tarde, cuando se presentó el Sr. Cura muy enfadado tomando los nombres de los responsables de cada familia. Decía según el que era para excomulgar a las personas porque era domingo y no había acudido nadie a misa.
Allí iba el Sr. Cura de parva en parva tomando nombres y apuntando en su cuaderno.
Cuando llegó mi padre con otra carga de cereal, una media hora después, se enteró del alboroto.
Y preguntó. ¿no fuisteis ninguno a misa?
Y mi madre preguntó. ¿fuiste tu?
Pues igual nosotros, nos la comimos, ninguno nos acordamos que hoy era domingo.
Y las campanas?..¿alguien ha oído las campanas?
Nadie había oído las campanas.

En una reunión de jefes de familia en el pueblo, se llamaba “la Hermandad” y mi padre era uno de ellos. Como siempre le gustaba quedar a bien con todo el mundo pues propuso ir al pueblo donde vivía el Sr. Cura para pedirle perdón y que volviese a dar misa los domingos.
Después de 3 semanas sin misa bien pensábamos que todo el pueblo estaba excomulgado.
Pero al final el Sr. Cura volvió y todo fue normal.
Yo os lo cuento porque lo viví desde dentro ya que mi padre era de “la Hermandad” y además era mi trabajo de monaguillo.

Anégdota
La limpieza de la iglesia.

Siempre entrando la primavera varias mujeres del pueblo presuntamente voluntarias le daban un repaso al la iglesia.
Ese día, cuando llegué a la iglesia de los primeros, me encontré a la puerta una fogata donde el Sr. Cura quemaba tablas y muebles viejos y me dijo…
Juan, tienes que vigilar el fuego hasta que acabe y luego le echas un cubo de agua antes de irte. Eso hice, pero vi que algo metálico estaba entre las tablas y con un palo lo saqué, se trataba de una cruz muy rara como hecha muy artesanal.
Yo deduje que el Sr. Cura se quería deshacer de ella y estaba claro que no se iba a quemar, pues me la llevé para casa y la guardé como algo inservible, cosa que para mi era un tesoro.

No recuerdo como se llamaba pero era una chica, no tan chica, de unos 30 años que tenía mucha fuerza y no dejaba que los muchachos se metieran con ella, ¡daba unos torzazos de cuidado!.
Pues ese día de la limpieza, ella era una de las más activas y yo, pues estaba como siempre, dentro de todos los líos.
La cosa es que limpiando, limpiando, llegaron a la sacristía vieja que no era otra cosa que un cuarto con armarios, el cual en el techo tenía una trampilla pequeña.
Estaba claro a quien llamarían para entrar por la trampilla.
Pues a Juan.
Oye Juan, me dijo esta Chica, ven que te ayudo a subir y miras a ver que hay en este desván.
Yo me subí en sus hombros y ella en una pequeña escalera, la cosa es que no teníamos ninguna escalera que llegase al techo.
Yo empujé la trampilla y subí, allí no se veía nada por lo que pedí una luz y me pasaron una vela encendida.
Estaba claro que hacía mucho tiempo que no subía nadie.
Había una pala y un zacho (herramienta para cavar en la tierra), había algo que yo identifiqué como huesos pero no estaba seguro y dejé caer uno por la trampilla, acto seguido oí un gran grito, por lo que la broma había dado resultado.
Descubrí una portezuela de madera muy vieja y me costó mucho abrirla, daba a una terraza que más parecía un huerto y así se lo hice saber por la trampilla.
Pronto entró la Sra. María (ayudante del cura) y con prisas y azarosa nos echó la bronca por andar metiéndonos donde no nos llaman.
Más tarde nos contaría que antiguamente en esa terraza se enterraban los niños nacidos muertos, lo llamaban el cementerio de los ángeles y que por eso siempre se oyen muchos ruidos en esa sacristía y siempre está cerrada.
A mi se me pusieron los pelos de punta y todos los demás
Cambiaron de color a blanco.
Estaba claro que para mi aquella habitación de ahora en adelante estaría olvidada.
Luego con el paso de los años quedaría como anécdota que fui el único que sigue con vida y que accedió a aquella terraza.

Con el paso de los años, han sacado una película de dibujos animados (Cuasimodo) donde se describe una persona que vive en una iglesia. Pues así me sentía yo después de 3 años como monaguillo, ya no tenía secretos la iglesia para mi, y me manejaba entre el campanario y la sacristía como si de una segunda casa se tratase.
Hasta que llegó el día del relevo y entraron nuevos monaguillos, decía el Sr. Cura que ya no le hacíamos caso y que habíamos sido los peores monaguillos porque no atendíamos en misa. ¡Bua!. Si atendíamos lo que pasa es que nos sabíamos de memoria todos los discursos y nos daba sueño. F I N

[ceaprogressiv]

Pues Si Juanillo Todo esto me suena muy pero que muy Familiar Pues Vivi Muchos años En Un Pueblo donde las cosas y la Forma de Vida que aqui Reflejas era Lo Normal en aquellos Años 60 y Primeros 70 Y tambien Recuerdo aquellas maquinas de Chapa Madera y Hierro Que servian para separar la paja del grano eso si los Primeros Modelos Habia que darle a una manivela A mano Los Modelos Siguientes Ya Tenian Un Motor Electrico Con lo que la tarea era mas Rapida y Mucho menos Agotadora

[juanillo50]

Esta noche he visto
como se rompe la luna en el cielo
la va borrando la noche,
lentamente, de fuera a dentro.

Esta noche he visto
como va pasando el tiempo
despacio, muy lento
pareciese que está muerto.

y entre tanto lamento
esperanza solo una
"tu recuerdo"

El paisaje sin colores
tan propio dibujo de la noche
no es más que tenues luces
y profundos silencios.

que ocultan un todo
apartando mis ojos de tus ojos,
mi ilusión de tu rostro,
poco a poco y sufriendo

y entre tanto lamento
esperanza solo una
"tu recuerdo"

Pero el mismo tiempo
con su paso incesante
dará vuelta a la luna
y traerá la luz de nuevo.

Con la clara mañana
soplando el gélido viento
pasará la sombra
nacerá el sol de nuevo.

y con tanta alegría
se pasará mi sueño
haciendo más grande tu recuerdo


Ya satisfecho del cumplido tiempo
alimentaré mi cuerpo,
acariciaré mi alma,
pensaré en ti,
dormiré de nuevo
(por juanillo50)

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[juanillo50]

Ya se que tiene la noche
tiene pocas luces y muchas sombras
y entre tanta penumbra
solo luces una, la luna

Cuando dormita el cielo
y todo lo que veo se oculta
solo tengo ojos para una
y esa una es la luna

Cada noche sigo su camino
de oriente a poniente
lenta va surcando el cielo
con tiento y en silencio constante

Unos días completa,
otros creces o menguas
incluso algunas noches
de mis ojos te escondes

Pero yo se que estás ahí
siempre mirando mi ventana
siempre pendiente de mi
siempre conmigo hasta que llega la mañana.

Luna llévame contigo
a pasear por el cielo infinito
luna que luces y no quemas
luna que mi alma llenas.

Yo quiero ir contigo
siempre contigo
hasta que nos borre el amanecer.

juanillo

[matamoros]

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[AMIUSI]

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[LucasMalone]

El gilipollas por definición lo es de cuerpo entero. Se es gilipollas como se

es pícnico, barbero, coronel, sastre, canónigo o notario: de una manera

genérica y vocacional.”