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Confidencias (Relato)

 
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Quino55
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Quino55

Registrado: 01 Sep 2016
Mensajes: 47

MensajePublicado: 16 Septiembre 2016 17:08:26    Título del mensaje: Confidencias (Relato) Responder citando

Llevo aquí un par de horas. No he tenido un buen día. Ni una buena semana. Mejor dejarlo. Es una tarde como cualquier otra. El bar está todo lo animado que suele estar, aunque habría que hacer algunas reservas respecto de lo que se entiende por animación. Es mi tercer cubata. La tele propaga su inútil mensaje por todos los rincones y atonta con ese sonido repetitivo e incansable. Será por eso que gusta tanto.

Hay una mujer a unos metros, sentada en un taburete, con un cigarrillo perenne en las manos. Ella va por el segundo cubata, si no he contado mal. Estaba en la otra esquina cuando llegué, pero la han ido desplazando poco a poco. Desearía pensar que su creciente proximidad es cosa de mi "sex-appeal", pero lo cierto es que no me ha mirado una sola vez. Y he comprobado que en realidad huye de la gente más ruidosa.

Hay un par de tipos en el grupo que acaba de instalarse a su lado que hacen turnos para hacerle alguna aguda observación de vez en cuando. Uno hace la gracia y el otro la rie. Y luego se rien los dos. Ella ha optado por el silencio desde el principio, pero la estrategia no da resultado. Se acaban de colocar uno a cada lado, apoyando el codo en la barra y mirándola directamente mientras uno de ellos intenta hacer las presentaciones. Se retiran sonriendo después de escuchar una frase que me ha sonado educada pero terriblemente afilada. El grupo los recibe de nuevo entre sonrisas. Parece gente de pasta, cuatro hombres en los treinta y muchos y un par de mujeres mucho más jovenes que apenas hacen otra cosa que sonreir.

Alguien del grupo me mira y por su expresión deduzco que no le hace gracia mi gesto. Nunca he sabido disimular, así que lo normal es que tenga cara de asco y eso no suele gustar. Ella se ha fijado también. Se baja del taburete, recoge el tabaco, el bolso y se dirige hacia mi.

- Disculpa pero tienes cara de poli, así que vas a tener que salvarme.

Me ha hecho sonreir. El grupo observa el movimiento y se rie con ese instinto gregario que se manifiesta tan espontáneamente en estas circunstancias.

No bebo en cualquier sitio. Conozco a Manolo desde los ....¿veinte? ... no me acuerdo. Ahora está en la cocina, pero en caso necesario sé lo que hay que hacer. Sencillamente se acercará al grupo y entre broma y broma mencionará al comisario Vélez, "el de la esquina", y asunto solucionado. Acerco un taburete y la invito a sentarse.

- Es molesto ser tan reconocible, pero al menos me has hecho reir. No es poco.
- Si te soy sincera los polis no me gustan.
- Pero que te salven, si ...
- Vale, hombre ... touchée.

Entre frase y frase se acomoda. Luego cruza los brazos sobre el pecho en un gesto habitual de protección. Los dos romeos parecen haberse retirado de la escena y alguien del grupo ha depositado un billete para pagar. No habrá problemas.

- ¿Puedo preguntar qué haces por aquí?
- Puedes preguntar

Se sonríe con un aire de tristeza bailando en la expresión y luego me mira y continúa mientras extrae un paquete de cigarillos del bolso.

- Había quedado con un tio. Una cita de esas de la Red.
- No tienes que darme los detalles.
- No parece un secreto de estado, ¿no crees?
- Pues no. En realidad estamos siempre escondiendo cosas tan insignificantes que da risa.

Coloca un cigarrillo entre los labios y aproxima un mechero plateado succionando el aire. Luego expulsa el humo pausadamente y sigue sus evoluciones con la vista. No me ha invitado.

- ¿Y no te importa que te haya dejado plantada? Perdona, pero no pareces molesta.
- Pues lo estoy. Los hombres sois unos cagaos.
- Puede, pero cuando no lo somos termináis diciendo cosas muy desagradables.
- Vuestro problema es que sois incapaces de decir la verdad.
- Y el vuestro es que sois incapaces de aceptarla.

Parece que hubiéramos entablado un pequeño combate verbal, pero no hay indicios de animosidad.

- Lo que tengo que decirte es que esas citas no son de lo más seguro que conozco. Y sé de qué hablo.
- No me cito de buenas a primeras con cualquier chalado, no estés preocupado. Por otro lado, tengo que decirte que el valor de la seguridad es sólo relativo.
- Ya ...
- ¿Estás casado?

Por alguna razón parece que algo ha roto la muralla que dos hablantes suelen establecer a la hora de llegar a ciertos temas. Los cubatas no deben ser ajenos a ello, pero la conversación resulta agradable.

- Si. Hace ya ... ¿doce años? ... puede que más.
- Ya ... no te acuerdas. No sé por qué pensé que eras diferente.
- Me vas a decir que es un momento importante en la vida y todo eso, ¿no? Inolvidable, vaya.
- Para nosotras lo es.
- Perfecto. Pero no veo por qué hay que exigir el mismo sentimiento a todo el mundo. Estarás de acuerdo en que algunas lo olvidan rápidamente por motivos poco presentables.
- Ya ...
- ¿Tú no lo has olvidado?

Otra vez asoma esa sonrisa triste mientras el humo escapa entre los labios. Tiene un algo que atrae, sin ser hermosa. Aunque para atraerme a mi no hace falta mucho.

- No.
- Ya ...
- Pero es claro que lo que conservo es poco más que un recuerdo. Si no, no estaría aquí, plantada y hablando con un poli.
- Alberto.
- Isabel. Perdona.

No nos hemos dado la mano. No es que me cabree el hecho de que me llaman poli. Pero prefiero dejar claro que soy una persona. Me mira un poco azorada por el pequeño desliz. Decido indagar un poco más, aprovechando la ventaja

- No te preocupes. ¿Puedo hacerte una pregunta personal?
- Tú hazla y ya veré yo.
- ¿Haces esto con frecuencia? Quedar con desconocidos, quiero decir.
- No son desconocidos. Te lo he dicho.

Esta vez he sido yo el que ha metido la pata. Se le ha dibujado esa expresión típica de mujer que asiste por milésima vez en su vida a la torpeza masculina. Pero no parece ofendida, aunque cansada, sí. Está paseando la vista por el local, así que aprovecho para observarla. No debe pasar mucho de los 40. Tiene un cuerpo bastante más presentable que el mio. Ahora me pregunto por qué leches estoy haciendo la comparación. Conozco la respuesta. Apaga el cigarrillo en el cenicero y continúa hablando con un aire cansado y melancólico.

- Espero que no me estés poniendo alguna de esas etiquetas que usáis los tios con tanta facilidad.
- Si fuera ese el caso no habría hecho la pregunta, ¿no crees?
- Ya ...
- Es cierto que lo hacemos, aunque he de aclararte que no suelo participar de ese tipo de desahogos.
- ¿Puedo saber por qué?
- Pues porque a mi podrían ponerme una parecida. Y tampoco me gustaría.
- Si, pero en vuestro caso es como una condecoración.
- Ya ...

Las cosas van saliendo a la luz sin disimulos. Una de esas conversaciones en que, por fin, tienes cosas que decir. Sin querer hemos llegado a la confidencia. De ahí se pasa rápidamente a la proximidad. Echo mano a mi paquete de tabaco y le ofrezco un cigarrillo que acepta pensativa. Coloco el rutinario alivio entre mis labios mientras paseo la vista por el exterior, a través de las grandes cristaleras. Ahora soy yo el que se siente observado. Enciendo ambos cigarrillos y enseguida expulsamos el humo azulado con un gesto de fatiga. Luego hablamos los dos al mismo tiempo.

- Perdona
- Perdona

Una leve sonrisa y la mirada recorre el suelo unos instantes para encontrarse después con la otra, breve pero intensamente. Ella habla primero.

- ¿Tienes una idea clara de por qué lo haces?
- Creo que tengo más bien una mezcolanza de sensaciones, o sentimientos, no sé muy bien. Pero si tengo que darte una razón clara, creo que no sabría.
- Ya ...
- Supongo que todos buscamos alivio, pero hay ya tantas cosas de las que aliviarse que al final todo resulta confuso.
- ¿No tienes miedo de hacer daño?

Aspiro el humo del cigarrillo y lo expulso con fuerza antes de responder a la pregunta. El daño ha salido a escena. Debo haberme planteado esa pregunta cientos de veces.

- El daño depende exclusivamente de que se llegue a saber o no.
- No hablo sólo de tu mujer.
- Ya ...
- O quizás eres de esos tios que saben mantener la distancia. Aunque de poco te servirá si de la otra parte no se hace lo mismo.
- Ya ...
- ¿Te ha pasado?
- Lo que ocurre es que en ciertos terrenos los límites no están nunca demasiado claros. Y un buen día te despiertas con una sensación que no recuerdas del día anterior. Y mantener la cabeza fria está muy bien, pero lo que se siente no es algo que pueda negarse.
- Exacto.

Lo ha dicho exhalando un suspiro. Después asiente repetidamente con la cabeza mientras los labios dibujan un gesto resignado.
Pasados unos segundos, me mira y pregunta con cierta timidez.

- ¿Estás ahora en esa situación?
- No. Ha pasado.
-¿Lo habéis dejado?
- Dejado ... No lo sé, con sinceridad. Pero aborrezco el abandono. Eso no quiero que ocurra.
- ¿Piensas en ella ... o en ti?
- Creo que en los dos.
- Piensas en ti. No te engañes.
- ¿Me estás diciendo que desaparecer es una buena idea?
- Si

Algo se ha torcido en su expresión. Su mirada ha quedado varada entre la colección de botellas del otro lado de la barra. Y ahora me fijo en sus ojeras. Me recuerdan las mías, justamente.

- Ya ...

Al final, creo que es el dolor lo que termina por arruinarlo todo. Vamos tan lastimados que somos como miopes vitales. No podemos ver lo que nos conviene. Y punto.

- ¿Te gusta el whisky?
- Depende
- El de mi casa, digo.

Ahora es cuando la pena se abre paso en su rostro como un rio insalvable. Después se rie.

- Definitivamente, no eres diferente.

Hay un momento en que las cosas ya no tienen solución. Sencillamente, han pasado. Mañana le echaré la culpa a los cubatas. O a mis mil dolores mal curados. Qué más da ...

Ella planta un billete en el mostrador y llama la atención del camarero con una voz clara e imperiosa. Paga lo suyo y una vez recibe el cambio se va sin siquiera mirarme. Apoyo los brazos en el mostrador y contemplo el mar de botellas frente a mi. Casi parecen una solución. Y de pronto la veo reflejada en el espejo. Se acerca, me observa y habla con una voz amarga.

- Es una pena. Podríamos habernos regalado un par de años de agonía.
- Ya ...
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LucasMalone
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LucasMalone

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MensajePublicado: 17 Diciembre 2020 08:03:53    Título del mensaje: Responder citando

jajajajajaa jaspe te ama sonsa jajajajajajaja se quedo enamorado de tus destrezas bucales jaajajaajajaj tus amigos de verdad no te querran tanto cuando te ven asi de arruinada y no te sacan a caminar!! amiusi si fuese tu amiga al menos virtual te diria que la estas cagando pero bien, sabes porque no lo hace?? porque lo esta pasando en grande!! le genera tanta adrenalina esto que simplemente no puede!! y demostrado esta que vuelve a la misma web donde conocio a un psicopata que le hizo la vida a cuadros!! la otra sera una incoherente pero tiene los ovarios bien puestos, gracias a ti y a mi claro salio de esa cueva donde estaba y nadie le daba ni la hora!!! y ahora te dejo que jaspe esta muy borracho y hay que aprovechar!! degenerada! jajajajajajaajaj
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